El patriarcado es la estructura familiar
básica de todas las sociedades modernas. Se caracteriza por la autoridad de los
hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar. Para que los
hombres ejerzan esta autoridad, el patriarcado debe dominar toda la
organización social, la producción, el consumo, la política, el derecho y la
cultura. Sus estructuras fundamentales son las relaciones sociales de
parentesco, la heterosexualidad obligatoria y el contrato sexual.
La figura del patriarca se ha vinculado a
una persona sabia, previsora y protectora y las mujeres son consideradas
subordinadas cuya principal misión es la de procurar la reproducción y el
cuidado del hogar.El patriarca no admite la autonomía de los hijos ni está dispuesto a respetar su singularidad y peculiaridad personal. Por ello, cercena su creatividad, su originalidad y su expansión vital, determinando quienes serán sus amistades, sus lugares de reunión, los estudios que habrán de elegir o hasta el partido político que tendrán que votar. La función paterna desemboca en hostilidades y rivalidades más o menos manifiestas con el hijo, que resultaran importantes para asumir su identidad masculina.
El núcleo del poder está ocupado en forma exclusiva por el padre y que se destaca como modelo de excelencia. En este tipo de familia predomina la estructura, la ambición y la competitividad, sobre la cohesión, el afecto y la armonía.
La familia es la más importante instancia de soporte social para las personas a lo largo de todo su ciclo vital: se nace en el seno de una familia, se construye la propia familia y se muere en una familia.
La familia es una estructura dinámica que evoluciona a través del tiempo según las transformaciones sociales, es decir, que es un grupo en constante modificación según los factores políticos, sociales, económicos y culturales.
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